Margarita de Dinamarca recrudece la guerra entre sus hijos
La guerra ‘silenciosa’ entre los hijos de la Reina Margarita ha estallado en un nuevo e inesperado capítulo provocado, de manera indirecta, por ella misma. Este miércoles, la soberana -la última de las Reinas de la actual generación-, anunciaba a golpe de comunicado su intención de retirar los títulos de príncipes y princesas a sus nietos por parte del príncipe Joaquín, su hijo menor. Una decisión que se hará efectiva a partir del mes de enero del próximo año y que, según el texto que ha distribuido la Casa Real, corresponde al deseo de la monarca de que sus nietos tengan una mayor libertad, al no tener que estar sujetos a las obligaciones que entraña la Corona. Unas responsabilidades que solo corresponderán a los hijos del príncipe Federico y, en especial, al mayor de ellos, el príncipe Christian, que es el que recibirá una asignación oficial.
Ver esta publicación en Instagram
Esta decisión por parte de la Reina responde también a las nuevas tendencias que se están imponiendo en Europa y a las que se sumó en principio Carlos Gustavo de Suecia y que se espera que muy pronto aplique Carlos III en el Reino Unido. Una monarquía útil y, sobre todo, reducida, que no suponga un coste exagerado a la ciudadanía.
Sin embargo, en el caso de Dinamarca, lo cierto es que la decisión de Margarita ha pillado por sorpresa a muchos y ha levantado ampollas en la familia. La primera esposa del príncipe Joaquín era la primera en pronunciarse y asegurar que “se estaba privando a sus hijos de su identidad”. El Príncipe, por su parte, declaraba a un medio danés, que no se le había avisado de esto, más allá de que se había hablado de una reestructuración de cara a dentro de unos años y que sentía que se estaba maltratando a sus hijos, que han crecido de una manera determinada y no van a sentirse libres de las obligaciones por el simple hecho de que se les retire un título. Desde la Casa Real contradecían la versión del Príncipe y la propia Reina se mostraba un tanto desconcertada por el revuelo que ha ocasionado su decisión.
El príncipe Joaquín con su mujer. / Gtres
También ha trascendido que los hijos mayores del príncipe Joaquín están molestos con la determinación que ha tomado su abuela. El todavía príncipe Nicolás ha dicho a un medio danés que está “decepcionado y enfadado” con la Reina. “Toda mi familia y yo, por supuesto, estamos muy tristes. Estamos, como también han dicho mis padres, conmocionados por esta decisión y por lo rápido que se ha tomado. Estoy muy confundido sobre por qué tiene que suceder así”, ha dicho.
La Reina con algunos de sus nietos./ Gtres
Más allá de los implicados directos, también los medios han preguntado sobre este tema a la esposa del príncipe Federico, futura reina consorte. La australiana ha preferido mostrarse cauta ante la situación: “El cambio puede ser extremadamente difícil y puede doler mucho. Creo que la mayoría de la gente lo ha comprobado, pero esto no quiere decir que la decisión no sea la correcta”, ha dicho la Princesa, que ha comentado que, llegado el momento, también estarán sobre la mesa los títulos de sus propios hijos, lo que ha dejado claro que no se trata de una decisión arbitraria.
Un momento delicado
La realidad es que esta situación no favorece un entorno de cordialidad entre dos hermanos que han protagonizado algunos desencuentros a lo largo de los años, derivados, fundamentalmente, de la complicada relación entre sus esposas. Se ha dicho siempre que, más allá del parecido -y la coincidencia en el nombre- entre las princesas Mary y Marie, lo cierto es que entre ambas no existe ni un ápice de afecto, solo cordialidad. De hecho, incluso se llegó a comentar que Joaquín estaba secretamente enamorado de su cuñada y por eso su esposa guarda tanto parecido físico con ella -rumores nunca confirmados-.
Esta ‘enemistad ‘se remonta más de una década atrás, pero se ha visto incrementada en los últimos tiempos, sobre todo, al parecer, cuando Joaquín sufrió un ictus y solo Federico fue a visitarle. Algo que no sentó bien a su esposa. Es más, aunque en alguna ocasión han coincidido casi en tiempo y en lugar, los encuentros entre ambas sin sus esposos no se han producido. Ahora, con la cuestión de los títulos, la distancia aumenta todavía más.